Roberto Cyjon presidente del CCIU visitando al Papa; un acontecimiento histórico

02/Jul/2012

Identidad, Mauricio Zieleniec

Roberto Cyjon presidente del CCIU visitando al Papa; un acontecimiento histórico

29.06.2012 – por M.Z. Identidad en exclusiva
Presidente del C.C.Israelita del Uruguay nos da un emotivo relato de su visita
I: A propósito de tu reciente visita al Papa de Roma, ¿a qué se debió la invitación?
R: La invitación, de hecho, surge del propio interés del Vaticano, y se organizó, obviamente con el Congreso Judío Latinoamericano, que es la institución que nuclea a todos los Comités Centrales Israelitas de cada país, aunque no en todos llevan ese nombre, pero está clara la función que llevamos adelante, que es la de representar a las comunidades judías ante la sociedad y así fue que estuvimos catorce de los dieciséis presidentes de los países. Fue una representación muy importante, significativa y apunta a la construcción que se viene dando hace décadas, de un nuevo diálogo, de caminos de entendimiento, de tender puentes entre puntos comunes en lo que hace a la visión de valores humanos, también de valores de familia y una mirada conjunta de ambas religiones. En el caso nuestro podríamos pensarnos como un pueblo, no nos podríamos definir como una religión, pero sí fuimos recibidos por la figura que sustenta la santidad para mil millones de católicos, entre dos mil millones de cristianos, una figura de enorme relevancia y entendemos que como oportunidad, no podemos reescribir la historia, pero sí podemos escribir el futuro; de eso se trató esta visita, este reconocimiento a la judería latinoamericana por primera vez por parte del Vaticano.
I: Es a la vez una afirmación al diálogo judío-cristiano, que desarrollan muchos países latinoamericanos
R: Sí claro, digamos que la confraternidad judío-cristiana, que se va desarrollando en diversas partes del mundo, responde a un cambio de postura, de hecho, desde Juan XXIII. En el año 1962, se empieza a discutir en las altas esferas del Vaticano con un acercamiento hacia otras religiones, un acercamiento del cristianismo, del catolicismo hacia otros credos, obviamente es una discusión muy revolucionaria, muy novedosa en el Vaticano. El Papa fallece sin poder terminarse en edicto papal. Finalmente Pablo VI, en el año 1965, continúa la discusión, y en 1965 surge “Nostra Aetate” que aspira por parte de la Iglesia, al reconocimiento y vínculos con las distintas religiones, e incluso cuando uno lo lee, le dedica un párrafo al hinduismo, un párrafo al islamismo, no sólo con el judaísmo, pero con el judaísmo se extiende; hay más de dos hojas sobre la reelaboración del vínculo al judaísmo. Luego fallece Pablo VI, y quien es el adalid, quien realmente trabaja la “Nostra Aetate” y sus principios como un objetivo de su función papal es Juan Pablo II.Juan Pablo II no solamente adhiere a los conceptos de ese edicto sino que incluso se establecen relaciones diplomáticas con el Estado de Israel, Juan Pablo II por primera vez visita la iglesia de los judíos de Roma, es el primer Papa que lo hace, viaja a Israel y establece relaciones con el Estado Judío, ya visto por el Vaticano como un Estado Judío. En ese entonces es Raizinger el cardenal que también se involucra en esta temática de vínculos de la iglesia católica con otras religiones y finalmente asume él, el pontificio. Siendo ya hoy Benedicto XVI continúa esa mirada y acción de “Nostra Aetate”, con esta pequeña historia que te relato, y reconoce por primera vez en un acto histórico a los judíos de Latinoamérica consiente y manifiestamente expresó, que integramos la sociedad civil del continente más devoto y creyente en la fe católica y de eso se trata la reunión, por eso es realmente histórica, por eso es un proceso del cual pudimos sentir muy bien que el Congreso judío latinoamericano que es parte del Congreso judío mundial y representa a la diáspora. Está el Estado de Israel y el Congreso judío mundial que no es una institución menor, representa a la diáspora y a través de su área latinoamericana trabaja este vínculo que fue fantástico y nos hizo sentir parte de una nueva historia, de escribir una nueva historia y tuvo momentos de emoción.
I: ¿Algún momento de emoción en especial?
R. Sí, en lo que hace a lo personal, hubo varios puntos de emoción. Conocernos todos los representantes de la comunidad judía latinoamericanos ya lo fue, porque nuestros vínculos son más cercanos, es algo natural, pero ahí estaban representadas las comunidades judías de todo el continente y eso ya fue valioso, importante por el intercambio de opiniones y la generación de una nueva amistad. Tengo un amigo católico que aprecio mucho, quise comentarle la emoción de mi viaje y por lo circunstancial del día a día no nos pudimos ver. Antes del viaje me encontré con su señora en la calle y le comenté y ella con los ojos llorosos me dijo “si vas a ver al Papa decile que rece por la salud de mi hermano mayor”, con lo cual recibí el primer impacto de emoción: solidaridad con la señora de mi amigo y segundo por el pedido que me estaba haciendo. Me generó el primer alto en el camino del viaje. Tengo una misión, me han encomendado una misión, una misión muy especial, yo soy judío y ella me pidió que pida por su hermano al Papa. Ese tema quedó profundo en mi mente hasta que llega el momento concreto en el cual cada uno de nosotros saluda al Papa. En la metodología del encuentro, el presidente del Congreso judío latinoamericano, Jak Terpins leyó un mensaje en representación de toda la delegación y a su vez Benedicto XVI leyó en español, en un español perfecto, un mensaje en nombre de todo el Vaticano. Había puntos coincidentes en los dos mensajes en cuanto a equidad social, en cuanto a respeto y lucha contra todo tipo de discriminación, antisemitismo y valores humanos y Paz. Fue un encuentro de comunión de ideas, hasta que llegó el momento de que cada uno de nosotros se presentaba a saludar al Papa y darle la mano y lo convenido, porque el protocolo es rígido, era que cada uno dé un saludo, y en ese momento no solo recordé y sentía muy profundamente la promesa que realicé, sino que me tomé una atribución mayor y le dije que en nombre de los uruguayos católicos le traía un mensaje; una solicitud de que se uniese a una plegaria por la salud de sus familiares enfermos. En ese momento que nos estábamos saludando, sosteniendo ambas diestras y con su otra palma sobre la mía, sonrió, como diciendo “recibí el mensaje”; lo recibió con beneplácito y ese fue mi mensaje; fue una emoción muy especial para mí, porque en algún momento llegué a preguntarme: ¿tengo derecho a subrogarme la enunciación de una solicitud en nombre de los católicos uruguayos?, la verdad es que cada vez que conté esta historia, nadie me lo recriminó. Por el contrario, me sentí aceptado en tal sentido, esa fue una emoción personal por demás interesante.
I: Quedó abierta entonces esta opción novedosa que nunca se había dado.
R: Sobre esto se seguirá trabajando. Previo a nuestro encuentro, en el trabajo que había hecho el Congreso judío latinoamericano con ese departamento de vínculos de credos, vínculos entre religiosos dentro del Vaticano, se invitaron a sacerdotes jóvenes de distintos países de Latinoamérica a visitar Israel y los lugares particularmente santos para el cristianismo y conocer el Estado de Israel. Eso también es un punto importante de acercamiento. No viajó nadie de Uruguay en ese entonces, no fue posible, por causas ajenas al Congreso judío latinoamericano; esperamos que pueda lograr en próximas oportunidades. Esto va a prosperar y esperemos que así sea, en tanto el mensaje de la cúpula del Vaticano baje a las autoridades locales y su estructura local en cada país llegando a las misas, llegando al corazón del feligrés, o sea, que cuando él escuche el sermón, en busca de un apoyo espiritual, reciba estos mensajes del catolicismo que nos llama los hermanos mayores, que reza los salmos de David, previo a los evangelios en la mañana, del Papa y sus Cardenales y se empiece a desmitificar y a quitar ese estigma que durante milenios, cerca de dos mil años, desde el cristianismo nos hicieron tanto daño, porque hay realmente un antisemitismo que hizo correr muertes por millones del pueblo judío, sufrimientos enormes. Estamos en una etapa de reconciliación de la cual somos ambos parte, tanto el pueblo judío como la iglesia católica, en un trabajo conjunto, el nuestro el de haber ido y de trasmitir este viaje con emoción verdadera y de estar a la expectativa y a la espera que el mensaje del Vaticano le llegue al feligrés católico en su iglesia, en su guía espiritual con el sacerdote, aun con el más joven. Cuando eso se vaya logrando, realmente estaremos en una nueva fase, de gran amistad con el mundo católico.